Como ya sabemos, recientemente ha salido a la luz la
propuesta de sustituir las becas convencionales que se concedían al
estudiantado (generalmente universitario) por las conocidas becas préstamo.
Esta iniciativa ha sido propuesta por la secretaria de Estado de Educación, y
el funcionamiento de estas becas sería similar al de las becas en países
anglosajones como Estados Unidos o Reino Unido.
De esta forma, el
Estado en lugar de concederle al estudiante una determinada suma de dinero que
esté empleara en costearse sus estudios, el Estado le “presta” el dinero que el
estudiante necesite, con la obligación de que éste lo devuelva íntegramente,
más los intereses añadidos, finalizados sus estudios, con el dinero que gane
una vez esté trabajando. Cabe remarcar que en países como Estados unidos, este
sistema de becas ha ocasionado la ruina de numerosos estudiantes que se vieron
incapacitados de devolver las astronómicas sumas de dinero necesarias para
costearse los estudios. ¿Es eso lo que deseamos para los estudiantes españoles?
La descabellada idea
de sustituir las becas convencionales por becas préstamo, que en el fondo
constituyen verdaderas hipotecas, y llevarían a varias familias de trabajadores
a replantearse la educación universitaria de sus hijos. Es decir, esta medida
lo único que conseguiría es que numerosos hijos de familias obreras se quedasen
sin educación universitaria, lo que conllevaría la prácticamente segura
imposibilidad de un futuro digno, de un puesto de trabajo cualificado.
Por otra parte, en el artículo también se mencionaba la mala
gestión de las becas en la comunidad este curso, que ha dejado sin beca a 1680
universitarios que reunían los requisitos necesarios, pese a haber eliminado el
dinero destinado a las becas Erasmus, y haberlo destinado al pago de las becas
convencionales.
Como de costumbre, la clase obrera sale perjudicada con estas
medidas que cada vez nos dificultan más el acceso a una educación pública y de
calidad.
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